'Más allá de lamentar su pérdida, sería más conveniente recordarla leyendo su obra' James Meek..El asesinato de Anna Politkovskaya en octubre de 2006 acalló la voz de una infatigable luchadora por la democracia y los derechos humanos, un símbolo de la Rusia que puede ser. Solo la verdad es un homenaje a su figura y un testimonio de su calidad periodística, ya sea cubriendo la guerra de Chechenia o la toma del colegio de Beslán, en artículos sobre el devenir de Rusia y los rusos o en entrevistas y crónicas sobre líderes políticos como Lionel Jospin, Tony Blair, George W. Bush, o figuras del exilio ruso...Una colección excepcional de una periodista que hizo época....Muestra su categoría como reportera... Su ojo para el detalle es infalible.--FT.Una antología inolvidable --Observer.Los textos seleccionados componen una obra impresionante --Independent.El impresionante testimonio de la forma más valiente del periodismo, la que se dedica a revelar verdades inconvenientes y presentar idea inconvenientes --Financial Times.
Anna Politkóvskaya trabajó como corresponsal especial para el periódico quincenal ruso Novaia gazeta desde 1999. Tras obtener su licenciatura en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Moscú en 1980, trabajó primero para el diario Izvestiya y, más tarde, en la década de 1990, para el Megapolis Express y la Obshchaya gazeta, publicaciones ambas de periodicidad semanal. Su interés profesional se centra en las cuestiones sociales:
los usos públicos, las deficiencias del sistema judicial, las condiciones de vida en las prisiones y el destino de los huérfanos, los tullidos y los numerosos refugiados y desplazados que hay en el país. Por su libro Una guerra sucia, recibió en el 2002 el Premio del Pen Club International y en el 2003, el Premio Periodismo y Democracia otorgado por la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea (OCSE).
«Anna Politkovskaya ha roto ese muro de silencio y se ha convertido en una de las escasas voces independientes sobre la última guerra abierta en Europa.» EL CULTURAL - EL MUNDO