¿Por qué Submáquina no ha vendido 100.000 ejemplares? Lo diré claramente: no tengo ni puta idea.» Alberto Olmos Debió denunciar antes su desaparición. Mucho antes. Estos casos tienen una vida rápida. A una persona no se la da por desaparecida hasta pasadas veinticuatro horas. Cuarenta y ocho son las que se tarda en resolver un secuestro recuperable. Y setenta y dos el máximo de las horas de las que se puede salir de un coma. Miró a Marc mientras cerraba la cremallera de su bolsa negra. Eso dura la vida, señor. Setenta y dos horas. Nadie sabe mucho de Tiffani Figueroa. Se dice que fue policía y que ahora trabaja por su cuenta. Ha estado casada. Dos veces. Nunca pierde al póquer. No si está sobria. Conduce como un demonio. Se dice que estuvo en la frontera, que allí cometió un crimen horrible, pero también que tal vez lo horrible habría sido no cometerlo. Ahora se encuentra en paradero desconocido. Envuelta en la luz hipnótica de unos paisajes desolados y fronterizos, Submáquina es una novela cuyas historias, engarzadas por un sutil entramado, funcionan como las piezas de un mecanismo d
(Málaga, 1963) vive en Madrid desde 1970, donde estudió Psicología Clínica y Dirección de Cine. Ha publicado Coda (2003), Submáquina (2009), Las crudas (2009) y Mamut (2013), además de relatos en diversas antologías y revistas. Es traductora del inglés y colabora habitualmente en la revista Jot Down. En la actualidad prepara su primer largometraje como directora.