GOGOL, NIKOLAI / NIKOLAI GOGOL / FERRER-DALMAU, AUGUSTO (Ilustración)
Feroces, crueles, valientes y apasionados, los cosacos hacen temblar la estepa bajo los cascos de sus caballos. Uno de ellos es Taras Bulba. Ya no es joven, pero conserva su fuerza y su inteligencia y, al ver amenazada su religión y su linaje, buscará venganza en tierras polacas junto a sus hijos Ostap y Andrei. Ninguna guarnición, ciudad amurallada o iglesia podrán detenerlos, hasta que la desgracia se cierne sobre ellos
Ambientada en el siglo XVI, Taras Bulba (publicada 1835) es la epopeya, tan breve como bella, de los cosacos del Dniéper y de la heróica lucha que durante varios siglos sostuvo el pueblo ucraniano para conservar su independencia nacional. Con un acento entre lírico y nostálgico, con una entonación épica y vastas metáforas que recuerdan a los poetas de la antigüedad clásica, Gogol canta la naturaleza poderosa y salvaje de aquellos hombres indomables. Un relato repleto de acción, heroísmo, traiciones y pasiones en las vastas llanuras de las estepas, cuyo protagonista es uno de esos personajes inolvidables en los que se mezclan mito e historia y que desde el primer momento se convirtió en patrimonio inalienable de la literatura.
Un clásico de aventuras para todas las edades y una novela que quizás ayude al lector a entender la guerra de Ucrania en la actualidad.
Nikolái Vasílievich Gógol (Sorochintsy, Ucrania, 1809-Moscú 1852) nació en el seno de una familia de pequeños terratenientes. Cuando aún estaba en el instituto escribió su primera obra, el poema Hans Küchelgarten (1828). Las malas críticas recibidas lo impulsaron a abandonar la literatura, pero pocos años más tarde, en 1831, publicó la primera parte de Las veladas en Dikanka, que resultó ser un gran éxito. Ese mi smo año entró en contacto con los círculos literarios de San Petersburgo. En 1832 apareció la segunda parte de Las veladas y en 1835 las recopilaciones Mirgorod y Arabescos (en la que se incluían los cuentos «La perspectiva Nevski», «El diario de un loco» y «El retrato»). En 1836, desilusionado por las polémicas que provocó su comedia El inspector, dejó Rusia. De 1838 a 1842 residió en Roma. En su casa de la Via Sistina escribió «El abrigo», Roma y el primer volumen de Las almas muertas, que fue aclamado por la crítica y el público. Pero su salud física y mental, ya muy deteriorada, se derrumbó al no poder acabar el segundo volumen, cuyo manuscrito quemó poco antes de morir.