Emiliano Calcagno ha tenido la osadía de abordar la dramatización de los últimos días de uno de los personajes del mundo de la ciencia más controvertidos, fascinantes y, sin embargo, desconocidos de nuestra era: Nikola Tesla, físico, matemático, ingeniero eléctrico y célebre inventor, nacido en Smiljan (Croacia) en la frontera militar austrohúngara, formado en Graz, Praga y París, que desarrolló su sobresaliente carrera científica en Estados Unidos. El dispositivo ficcional configurado por el autor permite saltos temporales y la superposición de dos espacios dramáticos en la mente del protagonista, cuyos recuerdos son literalmente revivencias, alumbrando en carne y hueso al resto de los personajes de la pieza: el inventor Thomas Alva Edison y el escritor Mark Twain. (Daniel Sarasola)La obra de Ana Andrea Perales es un poderoso ejercicio de sustracción. La sustracción comienza con el propio título, Estacionario, que nos remite, ya a un fenómeno físico que se reproduce de forma idéntica en el tiempo, o a una persona o cosa que se mantiene en el mismo estado o situación. Estacionario es un triángulo de tres personajes, dos hombres y una mujer, Tim, Ben y Pam, de los que la autora no nos otorga, al comenzar la obra, descripción o información alguna. La sustracción alcanza todas las esferas de la composición: desde los nombres de los personajes hasta su propia visibilidad. Cuando empieza la obra, la oscuridad no nos permite percibir más allá del sonido de la voz de Tim. El cuerpo también ha sido sometido a un ejercicio de depuración expresiva. un personaje, Tim, habla en la oscuridad y se dirige a un alocutario que no percibimos por nosotros mismos, que no le contesta de manera expresa. Tim habla del cambio: de aquello que se modifica fuera de los límites de nuestra voluntad o de nuestra capacidad. (Itziar Pascual)