La amalgama de realidad y fantasía, tan constante en el teatro de Casona, vuelve a ofrecernos una pugna entre la existencia de la maldad y la esperanza de salvación por una relación amorosa. El protagonista Pablo, trasunto del buen salvaje y de un Segismundo universal, encarna la felicidad de la naturaleza frente a la perfidia de la civilización. Esta beatitud horaciana se verá trastocada por la presencia femenina de Marga, su nueva profesora. Con ella alcanzará la destreza en la lectura y escritura, pero vivirá la desazón de las pasiones. Solo un tercer concepto añadido al de las palabras Dios y muerte pueden remediar la angustia de hombre sin rumbo. A ese misterio se acogerá la solución del drama.