El 25 de agosto de 1968 tuvo lugar en Chicago la Convención del Partido Demócrata. Cinco mil personas entre anarquistas, pacifistas, hippies, comunistas, exponentes de la nueva Izquierda, radicales, militantes negros, llegaron a la ciudad y se acamparon en el Lincoln Park. Junto a Ginsberg estaban Norman Mailer, William Burroughs, Jean Genet. La respuesta de las Fuerzas Armadas, inmediata, masiva y violenta hizo historia. Soldados, agentes de policía, detectives de la FBI, un total de 24.000 hombres se lanzaron en una despiadada caza al hombre.
Aunque un informe oficial estableció que la violencia fue provocada por las fuerzas del orden, los organizadores de las protestas de Chicago fueron procesados y condenados. Delante de los jueces desfilaron las personalidades más representativas de la nueva cultura norteamericana: entre ellos por supuesto estaba Allen Ginsberg.
Durante el interrogatorio y el contrainterrogatorio, el autor de Aullido salmodió y recitó sus poemas, indiferente a toda clase de burlas por parte de la corte y determinado a explicar las razones profundas de aquellas protestas.
Testimonio en Chicago recoge las actas del interrogatorio con un prólogo de Fernando Pivano y la crónica de la comparecencia de Ginsberg delante de los jueces que se publicó en The New York Review of Books en 1970 firmada por Jason Epstein, editor, escritor, periodista y co-fundador de la revista.
Allen Ginsberg (1926-1997) nació en Paterson, estado de Nueva Jersey, en una familia judía: su padre, profesor, también era poeta, y su madre, comunista, lo llevaba a los mítines del partido. Ha sido una de las figuras más emblemáticas de la cultura alternativa norteamericana. Estudió en la Universidad de Columbia y se hizo el alma de la Generación Beat, reuniendo a su alrededor a Jack Kerouac, Neal Cassady e incluso al escurridizo William S. Burroughs y luchando sin descanso por la redacción y publicación de sus obras. Fue después figura prominente de la llamada «Revolución de las Flores» y el hipismo de los años sesenta, peleó contra la guerra y el racismo, difundió el rock, la alteración química y mística de los estados de conciencia como elemento cultural y se situó siempre en primera línea social y literaria, promoviendo las ideas libertarias y las nociones de espiritualidad y autenticidad, por lo que siempre estuvo en el punto de mira de las autoridades, tanto en Cuba como en Checoslovaquia o con el FBI. Fue siempre amigo de todos y ayudó a todos: financió e impartió clases y seminarios de estudios budistas en la Naropa University de Colorado y acompañó como rapsoda a Bob Dylan en su famosa gira con la Rolling Thunder Revue. En Anagrama han aparecido sus poemarios Aullido y Kaddish, y los epistolarios Las cartas de la ayahuasca (con William S. Burroughs) y Cartas (con Jack Kerouac).© Premium archive / Getty Images.