El éxito y la popularidad conseguidos con sus personales - Sherlock Holmes, Watson, el profesor Challenger o el brigadier Gérard - inclinaron hacia la literatura al novelista británico sir Arthur Conan Doyle (1859-1930), médico de profesión. Sin embargo, desempeñó tareas sanitarias dentro del ejército en la campaña de Sudán y en la guerra de los bóers. Además de renovar el género policiaco, creó novelas de anticipación como El mundo perdido.