El tiempo no nos deja en paz. Nos persigue, nos envuelve, nos obliga a pasar exámenes, nos atosiga, nos despierta y nos duerme a manotazos, convierte preocupaciones menores en grandes tragedias, hace que se nos queme la comida o que nos abandone una amante, nos roe. El tiempo se divierte a costa nuestra. Porque le hemos dado un poder que no se merece y porque nos han enseñado a ser pusilánimes y sumisos con él. Uno escribe poesía contra el tiempo, o al menos contra sus tiranías. Uno escribe poesía para que el tiempo deje de tener la última palabra. Uno escribe poesía para que el tiempo deponga sus armas, se tranquilice y acepte vivir subordinado a nosotros y no al revés, se jubile un poco. Esta antología recoge un poema, en ocasiones muy breve, de cada uno de mis libros publicados. Hubiera debido incluir poemas de mis proyectos fracasados, pendientes, caducados o precoces, pero entonces, dado que son los que más he cultivado (o echado a perder, para ser precisos), el cuaderno hubiera tenido un grosor inaceptable. Se titula Tiempo a modo de conjuro y de advertencia: para recordarme que no hay que perder de vista a este manipulador sin escrúpulos; y para animarme a seguir cultivando esta modalidad de escritura, la escritura poética, que es la única que el tiempo no termina de entender y que por eso le descoloca.
Jesús Aguado nació casi en Sevilla en 1961 y es autor, entre otros, de los siguientes poemarios: Los amores imposibles (Premio Hiperión, 1990), Libro de homenajes (Hiperión, 1993), El fugitivo (Pre-Textos, 1998), Los poemas de Vikram Babu (Hiperión, 2000), Lo que dices de mí (Pre-Textos, 2002), Heridas (Renacimiento, 2004), Mendigo (Renacimiento, 2008), El fugitivo. Poesía reunida (Vaso Roto, 2011) y La insomne. Antología esencial (FCE, 2013). El 22 de enero del 2006 nació su hija Ada, un sueño feliz (la felicidad de soñar realidades) del que su padre aún no se ha despertado; por esta razón, se ruega a los lectores no hacer mucho ruido cuando pasen las páginas.