SÁNCHEZ-OSTIZ, MIGUEL (1950- )
En el mes de junio de 1936, Pío Baroja se fue de Madrid para pasar el verano en Bera sin saber que, unas semanas más tarde, iba a estallar la Guerra Civil, que le iba a apartar de su casa y llevarle al exilio, después de haber tenido en Bertizarana un encontronazo con los requetés de la columna de Ortiz de Zárate, que pudo haberle costado la vida. Exiliado en Francia durante cuatro años, Pío Baroja se esforzó por mantenerse al margen de los acontecimientos, defendiendo de manera no siempre fácil de entender su independencia personal y su individualismo, no queriendo comprometerse ni con unos ni con otros, combatiendo eso sí, y de manera expresa, cualquier forma de totalitarismo, de barbarie y de crueldad, ya fuera de un bando o del otro. El exilio en París, con un intermedio de unos pocos meses que le sirvió para ver cuál era el clima político y social del bando franquista, fue para Baroja una época llena de sombras y de luces, de zozobra personal y de dificultades materiales: un naufragio al que sobrevivió como pudo, en solitario y en una balsa de papel impreso.