TOBA TEK SINGH reúne catorce relatos de Saadat Hasan Manto, considerado el Maupassant de la literatura en urdu. Manto no solo es el autor más leído en esta lengua, sino probablemente el más controvertido. No en vano, fue acusado en cinco ocasiones de obscenidad por tratar sin tapujos temas como el deseo y el despertar sexual, el incesto, la prostitución y el proxenetismo. Varios de los relatos incluidos en esta selección giran en torno a estos temas («Humo», «Olor» o «Khushia»). También se incluyen varios cuentos en los que Manto se muestra como un fiel cronista de las luchas civiles y religiosas y el holocausto que conllevó la Partición de la India, de los que él y su familia fueron víctimas. Entre estos se encuentran, además del que da título a la colección, «¡Abre!», «El perro de Titwal» o «Carne fría».
Con un estilo lírico no exento de humor e ironía en muchos pasajes, en sus relatos Manto retrata con profundo humanismo la sociedad de su tiempo, sin ánimo de moralizar y mostrando en ocasiones cómo la crueldad y la compasión cohabitan en el corazón del hombre cuando se enfrenta a situaciones de extremo sufrimiento.
La lengua en la que escribió Manto, el urdu, nació en torno a la ciudad de Delhi y en la actualidad es la oficial de Paquistán y la lengua materna de los habitantes de varios estados de la India. Esta es la segunda ocasión en que se traduce una obra de esta lengua en nuestro país, lo que, unido a la excepcional calidad de los relatos aquí recogidos, nos permite asegurar que la publicación de esta antología constituye un acontecimiento literario.
Salman Rushdie considera a Manto «El maestro indiscutible del relato moderno de la India».
Saadat Hasan Manto (Samrala, India, 1912 - Lahore, Pakistán, 1955). Es el escritor de cuentos cortos en urdu más leído y controvertido. En una carrera de escritor que abarca más de dos décadas, produjo veintidós colecciones de cuentos, una novela, cinco colecciones de obras de radio, tres colecciones de ensayos, dos crónicas y muchos guiones para películas.El Gobierno de Pakistán no le ofreció un reconocimiento público hasta 2012, año en que le concedió a título póstumo el Premio Nishan-e-Imtiaz, el mayor reconocimiento civil.