En la noche del 27 al 28 de octubre de 1910, Tolstói, de ochenta y dos años, abandona a su esposa e hijos y parte de incógnito en un vagón de tren de segunda clase. Desafortunadamente una enfermedad obligará al gigante de las letras rusas a detenerse en la pequeña estación de Astapovo, un diminuto pueblo perdido en el inmenso imperio ruso que en pocas horas se convertirá en el centro del mundo. Bajo la atenta mirada de las fuerzas policiales (preocupadas de que la muerte del "amigo del pueblo" pueda ser un pretexto para el desorden) y la mirada "maternal" de la Iglesia ortodoxa (que no pierde la esperanza de ver regresar al gran excomulgado a ella), a Astapovo acudirán periodistas, fotógrafos y camarógrafos, así como amigos, discípulos y familiares de Tolstói. Durante seis días -seis días que mantienen al mundo en vilo- la prensa dará a conocer los más mínimos detalles de la historia: por primera vez un hecho privado pasa a convertirse en un acontecimiento público.
Vladimir Pozner (París, 1905-1992) fue un escritor innovador y un testigo excepcional de un siglo convulsionado y convulsionante. Hijo de padres que oscilan entre Francia y Rusia, en 1917 ve pasar la revolución bajo su ventana en Petrogrado. Cercano en esa época a Gorki y a Shklovski, frecuenta a Blok, Mayakovski y Ajmátova. A los quince años tiene ya un reconocimiento como poeta en ruso. En 1921 regresa a Francia. Estudiará en la Sorbona y traducirá a Tolstói, a Dostoievski y a la joven literatura soviética. Decide empezar a escribir en francés, inaugurando su obra novelesca con dos libros que logran amplia repercusión: Tolstói ha muerto (1935; Seix Barral, 2022) y Le Mors aux dents (1937). Después de un largo viaje por una América en crisis, publica Les États-Désunis (1938).
En 1939 trabaja por la liberación de los intelectuales republicanos españoles detenidos en los campos de concentración franceses (de cuya experiencia escribirá Espagne premier amour, 1965). Antifascista confeso, comunista, judío, durante la Segunda Guerra Mundial se exilia en los Estados Unidos. Allí escribe guiones para Hollywood y varias novelas, entre las que destaca Deuil en 24 heures, celebrada por Erskine Caldwell, Heinrich Mann o Dashiell Hammett. Tras la liberación, vuelve a París. En 1959 publica Le Lieu du supplice, crónicas de la guerra de Argelia, libro por el que la organización terrorista OAS atentará contra su vida haciendo explotar una bomba en su domicilio que le causará un prolongado coma.