La narradora de esta sorprendente novela describe, con una voz abrumadoramente personal pero reconocible al mismo tiempo, el momento pleno de la felicidad, el cenit sentimental, irrepetible, inaprensible, de una pareja en estado puro. Y lo hace entrando de lleno en la espiral contradictoria e inevitable que funde amor y violencia, posesión y destrucción, deseo y urgencia. «La belleza será convulsiva, o no será» (André Breton).