KAPUSCINSKI, RYSZARD (1932-2007) / ORZESZEK SUJAK, AGATA
Segunda mitad del siglo XX: allí donde estalla una guerra o una revolución, donde se produce un golpe de Estado o hay un imperio que se desmorona, casi seguro que transcurren ante ese excepcional testigo de la historia in statu nascen I di que es Ryszard Kapusciríski quien, en 1976, escribe Un día más con vida, que junto con muchos lectores considera su mejor obra. (Tanto es así que, enemigo declarado de actualizar sus textos, a éste sí le añadió una posdata, en 2000.) La revolución de los claveles anuncia el fin del colonialismo portugués y fija la proclamación de la independencia de Angola para el 11 de noviembre de 1975. Tres meses antes, Kapusciríski se instala en Luanda, donde asiste al «éxodo blanco»: observa cómo van abandonando el país médicos e ingenieros, bomberos, basureros y policías, corresponsales extranjeros y enviados especiales... Incluso los perros. Mientras, en su avance hacia la capital, la guerra por el poder en el futuro Estado soberano se recrudece por momentos, sembrando el caos, la desolación y la muerte. Cuando está a punto de despegar el último avión y zarpa el último barco, se necesitan grandes dosis de valor o de insensatez para tomar la decisión de quedarse allí hasta la fecha señalada. Kapusciríski la toma: se quedará hasta el final. No porque sea un héroe o un loco, sino porque su innata curiosidad de periodista y el deseo tan característico de él de verlo todo con sus propios ojos para luego contar la verdad de lo vivido resultan más fuertes que el miedo a morir de un balazo (o por deshidratación). Sumido en la mayor soledad (leitmotiv del texto), recorre la ciudad desierta y los frentes de batalla. Como siempre en la vida y aun en la guerra, los momentos de dramatismo extremo se mezclan con otros frívolos (deliciosa la descripción de un pase de Emmanuelle).