En enero del año 2011, Leila Guerriero viajó hasta un pequeño pueblo del interior de Argentina para contar la historia de una competencia de baile folklórico: el Festival Nacional de Malambo de Laborde. El malambo es un baile tradicional entre los gauchos argentinos y el festival termina con la coronación de un campeón. Para resguardar el prestigio del certamen, los campeones han hecho un pacto: una vez que ganan, ya no pueden volver a presentarse en otra competencia. La segunda noche, Guerriero vio a un bailarín que la dejó paralizada, Rodolfo González Alcántara, y decidió contar su historia. El resultado es esta crónica repleta de suspenso y plagada de personajes entrañables en la que González Alcántara cobra las dimensiones de un gladiador trágico. Este libro cuenta la más difícil de las épicas: la épica del hombre común.
«Sus reportajes no se leen, se devoran» (Benjamín Prado).
«El periodismo que practica Leila Guerriero es el de los mejores redactores de The New Yorker, para establecer un nivel de excelencia comparable: implica trabajo riguroso, investigación exhaustiva y un estilo de precisión matemática» (Mario Vargas Llosa).
Leila Guerriero (Argentina, 1967) se inició en el periodismo en 1991, en la revista Página/30, del periódico Página/12. Es asidua colaboradora de distintos medios como La Nación, de Argentina, El País, de España, El Mercurio, de Chile y Gatopardo, de México, revista de la que también es editora. Además de Frutos extraños (2009, Aguilar Colombia), es autora de Los suicidas del fin del mundo (2005, Tusquets). En 2010 recibió el Premio Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano por su artículo "El rastro en los huesos", una crónica sobre el trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense publicada en El País Semanal y Gatopardo. Ha editado los libros Los malditos y Temas lentos para la Universidad Diego Portales.