Antes de decidir que quería ser escultor, Eduardo Chillida empezó la carrera de Arquitectura. Cuando pensó en abandonarla y marcharse a París, le dijo a Pilar Belzunce: 'Si tú me siguesà'. Con ese condicional entre una pareja de enamorados quedó sellado el pacto del que nacería un tándem indestructible. En este libro Susana Chillida, su hija, rinde a los dos un vívido homenaje en el que repasa la trayectoria profesional de su padre al tiempo que teje unas memorias de familia. Las obras públicas -como el Peine del viento o Elogio del horizonte-, las lurras, los anagramas, los aforismos, las gravitaciones, los collages..., por estas páginas desfila toda la obra de Eduardo Chillida al tiempo que la autora pone en valor la relevancia de la figura de Pilar Belzunce, una mujer adelantada a su tiempo, a lo largo de todo el itinerario del escultor. Ese recorrido se enriquece con anécdotas personales, familiares, con recuerdos alegres y otros dolorosos, con fotografías. También con reflexiones sobre qué significa ser artista y ser hija de un artista: para Susana Chillida las esculturas de su padre eran como otras her
Susana Chillida (San Sebastián, 1958), pedagoga, escritora y cineasta centrada en la ecología del desarrollo humano, es licenciada en Psicología (Universidad Complutense, Madrid) y doctora en Educación (Universidad de Columbia, Nueva York). En su trayectoria profesional ha combinado la educación a través del arte y la reflexión fílmica sobre el proceso de creación artística, especialmente alrededor de su padre, con quien sostuvo durante años un diálogo cada vez más complejo del que ha dejado testimonio en documentales y escritos. El trabajo en torno a la esencia del arte le ha llevado a entrar en contacto con grandes personalidades de la cultura española, como José Ángel Valente y Gonzalo Suárez, a los que reunió en la película Chillida, el arte y los sueños. De ella surge esta conversación, que recoge los momentos más emocionantes de la grabación y recupera los que no tuvieron cabida en ella y que merecen asimismo ver la luz