El vampiro es un mito universal y atemporal que representa los impulsos e instintos humanos reprimidos más primitivos. Es el lado salvaje del hombre y por tanto está en continuo conflicto con el lado social y religioso. En la literatura del siglo xviii, el vampiro es ante todo la manifestación del deseo sexual, un hambre prohibida, imposible de apagar, que ninguna moralidad puede domesticar. Suele ser un amante que vuelve de la muerte para estar con su amado o amada para vampirizarlo y poder pasar la eternidad juntos. Desde el primer vampiro de cierta importancia que surge con John W. Polidori, El vampiro, un cuento (1816), que establece la imagen prototípica del noble vampiro. Su Lord Ruthven era altivo, brillante, estremecedor, fascinante para las mujeres y fríamente malvado. Pasando por Christabel, un largo poema de Samuel Taylor Coleridge, publicado en 1816 o Carmilla (1872), la interesante novela de vampiros escrita por Joseph Sheridan Le Fanu en la que nos brinda una narración en el que la amistad femenina, la soledad, el deseo sexual y la avidez de sangre del vampiro se entrelazan estrechamente en un
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