La odisea de un joven que arriesgó su vida por un futuro mejor. Mi nombre es Ousman Umar. Sé que nací un martes, no sé de qué mes ni de qué año porque en mi tribu eso no importa. Crecí en la sabana africana. Caminaba siete kilómetros para ir a la escuela. Mi vida era feliz y sencilla, hasta que un día, entre juegos, vi un avión volar. Desde ese momento quise ser piloto, ingeniero, todo, menos negro. La curiosidad por conocer el mundo me empujó a hacer un viaje sin retorno hacia el País de los Blancos. A los trece años crucé el Sahara a pie, el mar en patera y vi morir en el camino a la mayoría de mis compañeros de viaje, entre ellos a mi mejor amigo. Cuatro años después de comenzar esa hazaña, logré llegar a España y, tras varios meses durmiendo en la calle, me acogió una familia. La primera noche que dormí en su casa, pese a las comodidades y el confort, me puse a llorar como un niño. ¿Por qué había sufrido tanto? ¿Por qué tanta lucha? ¿Qué había hecho mal? Ahora, necesito contar esta historia, hasta que no haya más historias como esta que contar.
Ousman Umar, nacido en Ghana, llegó a Europa con 17 años. En 2012 fundó Nasco, ONG con sede en Ghana y Barcelona a través de la cual brinda educación en su país natal. En 2018 se integró en el equipó de Proactiva Open Arms.