Nunca hubiera imaginado el joven médico escocés David Livingstone cuando en 1840 se embarcó hacia África de Sur para enseñar el evangelio en aquellas colonias, que se iba a convertir en uno de los exploradores más admirados de nuestra civilización. Sus diecisiete primeros años en África se condensan en esta maravillosa obra, donde narra su época evangelizadora en las colonias y su posterior incursión hacia el norte. Cruza el desierto del Kalahari con su familia, y tras decidir enviarla a Gran Bretaña, se interna durante cuatro años en las regiones inexploradas de Zambia, recorriendo el continente de Angola a Mozambique y descubriendo las cataratas Victoria. Se narran aquí sus observaciones y sus aventuras, pero sobre todo su convivencia con tribus que nunca antes habían visto a un hombre blanco, pero a los que éste considera sus hermanos.