Esta obra relata los primeros años de Livingstone en África como misionero y, sobre todo, su nacimiento como explorador, cuando decide internarse en territorios desconocidos del interior de África para abrir nuevas rutas comerciales. Así cruza el desierto del Kalahari, descubre el lago Ngami, el río Zambeze, las cataratas Victoria y cruza África de costa a costa (desde Luanda a Kilimane). Cuando regresa a Inglaterra es recibido con entusiasmo y veneración.