¿Le saldrá algún día algo bien a la pobre Magenta? Con fama de gafe entre sus amigos, es especialista en tropezarse y caer al suelo, especialmente cuando ve a Adam, el chico por el que ha perdido la cabeza. Dispuesta a todo, no le importa hacer el más estrepitoso ridículo para estar cerca de él. Día a día Magenta se consume de amor. Menos mal que Daniel, ese amigo que todas querríamos tener, está siempre a su lado, dispuesto a escucharla, consolarla y hacerle reír. Pero ¿por qué se queda embobado mirándola? No, no puede ser... ¿Se habrá enamorado Daniel de ella?