Durante veinticinco años, los relatos y las novelas de Italo Svevo (Trieste, 1861-Motta di Livenza, 1928) apenas superaron el silencio de la crítica, pero en 1923 James Joyce contagió su entusiasmo por La conciencia de Zeno a Crémieux y Larbaud, quienes, con Montale, dieron a conocer su obra. Una vida (1892), Senectud (1898