La transformación de España en un país receptor de inmigrantes, no solo ha contribuido a modificar el panorama cultural, sino que además plantea numerosos retos que exigen políticas acordes con las necesidades de esta nueva realidad. La institución educativa es, quizá, una de las más afectadas por este cambio y la que requiere una mayor adecuación de la norma a las nuevas situaciones y necesidades que plantea la presencia de los hijos de los trabajadores extranjeros. Entre estos cambios, se cuenta la aparición de nuevas lenguas que desafían la tradicional norma monolingüe de la mayor parte del país.