Rogelio crece en un pazo gallego, en una casa llena de ausencias (el padre es un militar siempre ausente; la madre está muerta) y de misteriosos silencios (la tía Josefina vive recluida en su habitación; el abuelo no abre jamás la boca). La figura omnipresente de la abuela y su bastón como símbolo de poder y orden parecen implacables. Todo cambia cuando Rogelio conoce a Lissete, hija de rojos, y a Andrés, un mendigo que vive medio muerto en vida.
Es asturiana. Licenciada en Filosofía Española y Trabajo social, también estudió derecho. Durante un tiempo fue conocida como poeta por haber ganado el Premio Internacional de Poesía Cálamo. Posteriormente entró en el mundo del periodismo en el que sigue colaborando y que compagina con su labor literaria. Después de escribir novelas para adultos, se adentró en el mundo de la literatura infantil y juvenil, donde ha ganado muchos premios: White Ravens 2001, el XIII Premio Ala Delta. En 2004 obtuvo el Premio de la Crítica de Asturias por El puente de los cerezos. Este mismo libro fue seleccionado al año siguiente por las Bibliotecas Nacionales de Venezuela como el mejor libro editado en castellano. En el 2007 quedó finalista en el premio Lazarillo.