Escritos durante los cinco años que el autor vivió en Grecia, los poemas de "Cerezas" son compañeros perdidos de otro libro, "Atenas" (Premio Loewe 2012), que regresan ahora de la guerra de Troya. Hablan de iliadas íntimas y de odiseas conyugales, de los milagros y miserias de cada día y de los caprichos de los dioses. De días sin dioses, y de vidas de un día, de mitos y mendigos, de Heráclito y de perros callejeros, de Ítaca y de higueras, del hilo que une a Ariadna con Penélope, de Edipo, de Dionisos. Y de cerezas con el sabor intenso, milagroso y fugitivo de la vida. Cerezas colgadas de la oreja de un niño que nos llama y al que llaman con nuestro nombre. Con estos versos, que son conscientes de que los dioses saben mejor que nosotros lo que necesitamos, Juan Vicente Piqueras ha obtenido II Premio Nacional de Poesía Ciudad de Lucena Lara Cantizani.
Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia y trabaja en el Instituto Cervantes, actualmente en Lisboa. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas Tentativas de un héroe derrotado (1985), Castillos de Aquitania (1987), La palabra cuando (premio José Hierro, 1992), La latitud de los caballos (premio Antonio Machado en Baeza, 1999), Adverbios de lugar (2004), Aldea (premio del Festival Internacional de Medellín, 2006), Palmeras (2007), La hora de irse (premio Jaén de poesía, 2010), Yo que tú (2012), Atenas (premio internacional Fundación Loewe, 2013), La ola tatuada (2015), Padre (2016) y Animales (2017). Ha traducido a autores como ToninoGuerra, Izet Sarajlic, Ana Blandiana, Kostas Vrachnós, Elisa Biagini y Cesare Zavattini.