Carlos Arniches (18661943) personifica toda una época del teatro español, la del género chico y el sainete, que representan, con un peculiar sentido del humor, el mundo social de las clases populares madrileñas del cambio de siglo. Pero su fuerza creadora le llevó a transformar y superar las formas dominantes hasta la primera década del siglo xx, desarrollando una obra personal y original que le ha situado entre las primeras figuras de la dramaturgia española contemporánea. Las dos piezas que aquí publicamos son un reflejo fiel de su evolución artística. El amigo Melquiades representa al Arniches más popular, el sainetero. La señorota de Trevelez, pionera de las llamadas «comedias grotescas», al Arniches maduro, dedicado a la búsqueda de nuevas formas. Obra de más complejidad de acción y de densa calidad literaria, en ella lo cómico convive con la hondura dramática, produciendo un humor romántico, triste y amargo. Manuel Seco, de la Real Academia Española, es autor de esta ciudad edición que ofrece, por primera vez, un texto depurado y fiel de las dos obras, al tiempo que ilustra las claves de la comicidad del teatro de Arniches.
Carlos Arniches y Barrera nació en Alicante el 12 de octubre de 1866. Su infancia transcurrió cargada de zozobras políticas y revueltas sociales. De familia modesta, realiza sus primeros estudios en el colegio «La Eucación »y en el «San José», donde tiene como condiscípulos a Joaquín Dicenta y Rafael Altamira. Su padre perdió su empleo y se vio obligado a trasladarse a Barcelona. Allí, Arniches va a trabajar en la banca Freixas y a colaborar en la Vanguardia. En 1885 sus aficiones literarias le conducen a Madrid, donde entra como redactor en el Diario Universal. Pasa hambre y duerme en un banco del paseo del Prado. Consigue editar «Cartilla y cuaderno de lectura (Trazos de un reinado)», síntesis biográfica del reinado de Alfonso XII. Esta publicación le resuelve su problema económico y le permite entrar en contacto con el pueblo bajo de Madrid, del que extraerá materia para sus obras. La obra que le consagra es «El santo de la Isidra». Para Arniches , la verdadera y auténtica política no es otra que la del trabajo honrado en pro de la comunidad social. Al mismo tiempo que Arniches lleva los tipos madrileñistas al teatro, el pueblo asimila sus personajes, los imita. Nada más comenzar la guerra se traslada a Argentina. Terminada la guerra vuelve a España y muere en 1943 en Madrid.