Treinta años después de la instauración democrática, la derecha acomplejada habla para la izquierda, tratando de aparentar que no es derecha; la izquierda, mientras, olvida sus orígenes de oposición férrea al nacionalismo, y se dedica a hacer más concesiones a los nacionalistas para sentirse más ?progre'. Derecha e izquierda pactan la estabilidad del Estado precisamente con quienes no creen en el Estado español.
Este ensayo propone una idea de una España unida, solidaria y con un papel en la esfera internacional, si bien desde una concepción muy alejada del recurrente nacionalismo españolista.