A Hans su padre le ha contado que la mayor parte de los niños vienen al mundo por accidente. Por accidente de amor. La vida de Hans es, también, un accidente geográfico, un terreno neutral entre España y Alemania, que él intenta descifrar a golpe de ingenuidad: En Alemania es obligatorio que llueva. En España a/ revés. En España es obligatorio no llevar el cinturón de seguridad. Si /o llevas y la policía te descubre te ponen una multa. En Alemania es justo igual pero al revés. Hans mira el mundo desde sus ojos infantiles y convierte charcos en océanos y estados de ánimo en países extranjeros. Un niño que mira es un poeta escondido, y Javier Salinas logra en esta novela el milagro de ocultar sus miedos en los pantalones cortos de Hans. En el tiempo breve y delicioso que dura un cuaderno, Javier Salinas dibuja el absurdo mundo de los adultos. Como en un paisaje pintado con ceras de colores, El cuaderno secreto de Hans condensa la realidad en un trazo grueso, pero sólo en apariencia. Con una prosa delicada y brutal, cercana al verso, la novela que ahora sujetas en las manos tiene el peligro de los grandes poemas: puede quedarse sonando como un eco en tu memoria...