Con su primera y más célebre novela, El señor de las moscas, William Golding dio ya sobradas muestras del talento literario que le llevaría en 1983 a obtener el Premio Nobel de Literatura. Como consecuencia de un naufragio, una treintena de adolescentes se ven obligados a organizar su existencia en una isla desierta. Ésta es la situación que sirve de punto de partida a una sobrecogedora fábula moral sobre la condición humana. Nos encontramos ante una portentosa novela que ilustra la agresividad criminal latente en el ser humano, pero también ante una requisitoria moral contra los riesgos de una educación represiva. Es esta riqueza temática, unida a un impecable estilo narrativo, lo que convierte El señor de las moscas en uno de los clásicos contemporáneos más vivos.
William Golding nació en Cornualles en 1911. Estudió en la escuela secundaria de Marlborough y ciencias y literatura inglesa en Oxford.
Trabajó como actor, productor, profesor, marinero, músico y, finalmente, maestro de escuela. Durante la segunda guerra mundial se enroló en la marina, y tomó parte, hasta que se graduó como teniente al término de la misma, en varias acciones navales como el hundimiento del Bismarck o el desembarco de Normandía, hechos que influyeron notablemente en su obra.
A pesar de haber decidido ser escritor a los siete años, no publicó hasta 1934 una colección de poemas, pero su verdadero debut literario no fue sino hasta 1954, cuando publicó El señor de las moscas (que Peter Brook llevaría al cine en 1963). Desde entonces publicó siete novelas, una colección de relatos, varias obras de teatro, ensayos y artículos. Entre su producción narrativa destacan Los herederos (1962), Martin el náufrago (1957) y La construcción de la torre (1965). En 1980 recibió el Booker Prize por su novela Ritos de paso, y en 1983 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Murió en 1993 dejando el borrador de una novela que se publicaría a título póstumo, La lengua oculta.