LINDGREN, ASTRID / GALÍ SANARAU, MERCÈ (Ilustración)
Kalle Blomkvist es un joven aspirante a detective al que le gusta compararse con los personajes más conocidos de esta profesión, como Hércules Poirot o Lord Peter Wimsey. Disfruta tumbado bajo el peral del jardín dando disertaciones sobre criminología a su leal interlocutor imaginario. Durante las vacaciones de verano, descubre unos extraños sucesos Sue tienen luIar baLo la superfcie de su idÉlico pueblo y, con la ayuda de sus amigos Anders y Eva-Lotta se lanzará sin dudarlo a una aventura que en ocasiones puede llegar a ser espeluznantemente peligrosa hasta para un superdetective como él. Esta novela policíaca es la primera de una serie de tres. En 1937, Astrid Lindgren trabajó como secretaria de Harry Söderman, profesor de criminología en la Universidad de Estocolmo y todo lo que aprendió con él lo utilizó en esta trilogía del superdetective Blomkvist. En la única entrevista que dio Stieg Larsson, autor de la trilogía Millenium, contó que el personaje de Mikael Blomkvist, es apodado por la prensa «Kalle Blomkvist», como el personaje de Astrid Lindgren. En esta misma entrevista
Astrid Lindgren nació en Näs, una granja de color rojo muy cerca de Vimmerby, en Suecia, el 14 de noviembre de 1907. Es una de las escritoras de libros para niños más leídas del mundo y ha sido traducida a 107 idiomas. Siempre estuvo del lado de la infancia, ese lugar que nunca quiso abandonar. A los niños les dio el poder de ser independientes y ellos siempre estuvieron de su parte. Durante toda su vida se opuso a la injusticia y se convirtió en una de las más importantes creadoras de opinión. Con 68 años escribió un artículo para el diario sueco Expressen, titulado Pomperipossa en Monismania, denunciando el sistema de impuestos sueco; la consecuencia fue la reforma de la legislación fiscal y la caída del gobierno de ese momento. Gracias a ella se promulgaron leyes como la que se aprobó en 1988 contra el maltrato animal, conocida como «Ley Lindgren» en su honor, o la de 1979 contra la violencia infantil, que nace de su discurso «¡Violencia, jamás!». Astrid Lindgren siguió subiéndose a los árboles durante toda su vida y nunca perdió la mirada de niña ni el humor.