Esta tajante frase del maestro polaco, que sobrevuela toda su obra, adquiere en el libro que rescatamos hoy nuevos tintes épicos. Esta «novela con novelas», cuyo título actual es fiel traducción de su original inglés, recoge las tres novelas cortas de ambiente marinero de Joseph Conrad. Freya, la de las siete islas es la historia de un bergantín inglés, el Bonito, embarrancado en las costas de Malcasar. Le siguen Una sonrisa de la, fortuna, donde se relata una experiencia personal del autor durante un viaje que hizo a la isla Mauricio en 1888, y en El copartícipe secreto, el autor nos enfrenta al terrible dilema al que se ve sometido un náufrago. En las tres narraciones el autor nos pone en contacto con estas almas austeras y enérgicas de los marinos que dieron lugar a sus mejores páginas. El ambiente es típicamente conradiano: los mares extremos con su carga de sugestión, exotismo y personajes memorables.
Joseph Conrad (Józef Teodor Konrad Korzeniowski, 1857-1924) De origen polaco, perdió a sus padres cuando era niño y con sólo 17 años se embarcó por primera vez en Francia para iniciar su aprendizaje en la marina mercante. En 1886 obtuvo la nacionalidad británica y, ocho años después, abandonó la marina para dedicarse en exclusiva a la literatura. Pronto se convirtió en uno de los escritores fundamentales de la literatura inglesa, con grandes éxitos como El negro del Narcissus, El corazón de las tinieblas, Lord Jim, Tifón, El agente secreto, Victoria y Entre la tierra y el mar (Belacqva, 2006), entre otros. Cuando murió, había tenido tiempo de contrabandear armas para los revolucionarios carlistas en España, de viajar desde el archipiélago malayo hasta la costa caribe de Colombia, de tener dos hijos y escribir más de veinte libros, de ser admirado por Henry James y por André Gide, de negarse a recibir los máximos honores de la Corona Británica y de cambiar para siempre el arte de la novela.