Juan Cruz evoca, en primer lugar, en estas páginas, su etapa como editor, pues dirigió durante varios años la editorial Alfaguara y rememora un modo de entender la relación con los autores, pero también en su amor incondicional por la palabra escrita. Más tarde, el regreso al periodismo en 2005 le permite indagar en lo que grandes editores y grandes periodistas tienen que decir acerca de su oficio, de cómo lo han practicado ellos y qué futuro le auguran, ahora que tantos agoreros predicen la pronta desaparición de libros y periódicos, al menos tal y como ahora los conocemos.
Él dice que nació a las seis de la tarde del 27 de septiembre de 1948, en el Puerto de la Cruz, Tenerife. Se sabe que fue periodista desde los trece años; ejerce esa profesión en el diario El País, en el que trabajó desde su fundación en 1976. En este periódico ha sido casi de todo, y en función de sus trabajos ha viajado por medio mundo. Ahora es adjunto a la Dirección. Su primer libro fue publicado en 1972, y se tituló Crónica de la nada hecha pedazos. Según él, de ese libro (y de su título) parte todo lo que ha publicado en forma de libro, pues ahí ya intentó servirse de la realidad para contar sus obsesiones, sus sueños y cómo se rompen éstos. En esa línea está este mismo Retrato de un hombre desnudo. Libros anteriores suyos son Cuchillo de arena, Retrato de humo, El sueño de Oslo, La foto de los suecos, Serena, La edad de la memoria, El territorio de la memoria, La playa del horizonte y Una memoria de El País. Fue editor, y estuvo al frente de Alfaguara desde 1992 hasta 1998. Luego fue director de La Oficina del Autor del Grupo Prisa. En el año 2000 fue premio Canarias de Literatura, y también ganó los premios Benito Pérez Armas y Azorín de novela.