Flush es un cocker spaniel de orejas largas, cola ancha y unos «ojos atónitos color avellana». A los pocos meses de su nacimiento es regalado a la famosa poetisa Elizabeth Barrett. Flush se convertirá en su compañero inseparable y, posteriormente, en el cómplice de sus amoríos con el poeta Robert Browning, aunque primero debe superar la animadversión y celos que siente ante su afortunado rival... Virginia Woolf relató la historia del perro de Elizabeth Barrett con rigor biográfico, recreando una época tan impresionante como la victoriana y consiguiendo una de las obras más deliciosas de la literatura contemporánea. Como señala Quentin Bell, Flush no es el producto específico de un amante de los perros, sino una narración construida a partir del esfuerzo de ver el mundo a través de la mente de un perro, un mundo dominado por los olores, las fidelidades y los deseos caninos.
Virginia Woolf nació en Londres en 1882. Hija de un erudito eminente, a su formación contribuyó en gran medida el ambiente familiar, frecuentado por personalidades artísticas, literarias y políticas. Viviendo ya la autora con su hermana, tras la muerte de su padre, los asiduos de su casa en Bloomsbury eran tenidos por detentores de una auténtica dictadura intelectual sobre el país. En 1912 se casó con el economista Leonard S. Woolf, y juntos fundaron con escasos medios la editorial Hogarth Press, que presentó escritores entonces desconocidos como Katherine Mansfield y T. S. Eliot y desempeñó un importante papel en la literatura inglesa de entreguerras. Tras sus primeras novelas, la autora quiso romper con los cánones tradicionales y se situó con El cuarto de Jacob (1922) en la corriente del monólogo interior y del fluir de la conciencia. A ésta siguieron obras cada vez más ambiciosas como La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando (1928), Las olas (1931) o Los años (1937), con las que se consagró como una de las figuras más representativas de la novelística inglesa experimental. Sus artículos y ensayos críticos están en parte reunidos en dos volúmenes del Common Reader (1925-1932). Aterrada por la idea de la locura, que al parecer unos posibles síntomas le hicieron presentir, Virginia se ahogó, en 1941, cerca de su casa de Lewes.