Suecia, 1800. Eleonora, de tan solo trece años y a la que todos conocen como «Pequeñita», entra a trabajar en la rectoría de Lövdala el día de Nochebuena. Allí viven el bondadoso pastor Lyselius, su hija de diecisiete años, Maja Lisa, huérfana de madre, y su madrastra, la señora Raklitz, hija de un trompetista alemán.
Maja Lisa, que adora a su padre, cuenta el cuento de Blancanieves como si fuera su propia historia y Pequeñita se va dando cuenta de que, en realidad, la señora Raklitz la maltrata y que Maja Lisa no quiere decírselo a su padre por lo delicado que está del corazón.
Así, la joven conoce un día al herrero de la finca Henriksberg. Le atrae, pero hay algo oscuro en él. Más tarde, cuando ella y Pequeñita están de visita en casa de una tía, conocen al pastor Liljecrona, quien les habla de su hermano Sven, el administrador de Henriksberg, un hombre que ama la música y, sin embargo, no ha vuelto a tocar. Cuando este llega a la casa, Maja Lisa se da cuenta de que se trata del herrero. Su melancolía sigue ahí.
¿Qué aventuras vivirá Pequeñita en la casa? ¿Qué sucederá con los jóvenes enamorados? ¿Cómo reaccionará la madrastra?
Selma Lagerlöf nace el 20 de noviembre de 1858 en Mårbacka, la casa solariega, sita en la provincia sueca de Värmland, que dominará toda su vida y su obra. Con veintitrés años marcha a Estocolmo para estudiar magisterio. Diez años más tarde, mientras se encuentra ejerciendo la enseñanza en Landskrona, publica su primera obra, La saga de Gösta Berling, que tiene una excelente acogida entre el público. Por entonces la familia se ha visto obligada ya, dada su mala situación financiera, a vender Mårbacka. Sin embargo, Selma Lagerlöf a partir de entonces no deja de cosechar éxitos con su fructífera carrera literaria. Entre otras obras, la archiconocida El maravilloso viaje de Nils Holgersson a través de Suecia, que escribe en 1906 como libro de geografía para escolares por encargo del Gobierno sueco, la consagra definitivamente como la autora sueca más leída dentro y fuera de su país. Ello le permite retornar a Värmland y recomprar su adorada casa natal, que ampliará y reformará cuando en 1909 reciba el premio Nobel de literatura, siendo a la vez la primera mujer y el primer autor sueco en recibir tal galardón. Durante el resto de su vida, compaginará su faceta de prolífica escritora con las de terrateniente, empresaria y activista política. Muere en Mårbacka el 16 de marzo de 1940, a los 81 años de edad, dejando un abundante legado literario que integrado por obras que han sido traducidas a múltiples idiomas y llevadas al cine sigue encumbrándola como uno de los grandes nombres de la literatura universal.