1. Literatura anarquista
2. Movimiento social en España
3. Autoras de La Novela Ideal
4. La Revista Blanca
5. Producción cultural en el siglo XX
6. Mujeres escritoras anarquistas
7. Acceso a la producción cultural
8. Literatura social-revolucionaria
9. Editoriales marginales en el siglo XX
10. Distribución y ventas de novelas cortas
La cultura ácrata edificó, desde principios del siglo XX hasta la Guerra Civil, un relato emancipador sostenido por un movimiento social de una amplitud que hoy nos parece casi inverosímil. Su potencia transformadora arraigaba en nuevas relaciones con lo escrito y lo publicado que posibilitaron el acceso a la producción cultural de grupos tradicionalmente excluidos de ella. No pocas fueron las mujeres, muchas noveles, autodidactas y con oficios agrícolas o industriales, que participaron en la producción de una literatura social-revolucionaria, que alcanzó inusitados éxitos de distribución y ventas a manos de editoriales pequeñas, casi marginales. En este ensayo nos centraremos en las autoras que publicaron en la colección La Novela Ideal, de la editorial anarquista de La Revista Blanca. Se trataba de folletos de 32 páginas con novelas cortas vendidas a precios asequibles para los bolsillos trabajadores y tiradas superiores a los 10.000 ejemplares. Entre 1925 y 1938 vieron la luz más de medio millar de títulos, reeditados en muchos casos, que dan fe de una vitalidad y fuerza que contrasta con el silencio que
Antonio Orihuela (Moguer, 1965), arqueólogo, historiador y escritor a destiempo de la modernidad liberal, viene elaborando desde comienzos de los noventa un discurso crítico sobre la vida dañada y las resistencias cotidianas en las sociedades del capitalismo tardío. Con su primer poemario, Perros muertos en la carretera (1995), deambuló por el delgado hielo de la literatura marginal. Con Edad de hierro (1997), La piel sobre la piel (2005) o La ciudad de las croquetas congeladas (2006) intentó abarcar todo aquello que constituye la ligazón de nuestra vida con el mundo conformado por ese capitalismo. Con Narración de la llovizna (2003) o
Tú, quién eres tú (2007) indagó en el reverso de esa trama social e ideológica. Su escritura sostiene en todo momento la tensión de hablar al pueblo en un mundo en el que esta palabra ha sido bombardeada por una historia dominada por el consumo y la individualidad burguesa. Con las esquirlas y los restos, Orihuela ha intentado reconstruir un trazado posible para la consciencia crítica. Las tres antologías que existen de su obra (Piedra, corazón del mundo, 2001; Para una política de las luciérnagas, 2007; y La destrucción del mundo, 2007) ofrecen un panorama coherente de esta escritura cuyas razones poéticas e ideológicas pueden encontrarse en La voz común (2004), El libro de los tesoros (2007) y El libro de las derrotas (2009), y que tiene un horizonte preciso: cambiar el futuro.