En una noche de agosto cualquiera, en un Madrid decadente y neonazi, socialista y fascista, un escritor sale a las calles en busca de sí mismo o quizá sólo en busca de la propia noche. A su alrededor, el mundo va tejiendo una trama, que le envolverá entre putas viejas y jóvenes, camellos y narcos, muertos y suicidas, juego, sexo y droga, amigos y enemigos, gitanos y payos, policía, cárcel. Así, y mientras dura la eterna noche en que la luna se ha parado como un reloj, el escritor ve cómo su nombre pasa de los suplementos literarios a las páginas de sucesos para terminar encontrando su propio yo.