Gonzalo de Berceo es un poeta espléndido, un gran narrador y uno de los espectadores más perspicaces de la realidad de su tiempo. Los Milagros de Nuestra Señora, su obra maestra, reúne veinticinco episodios en los que la devoción por la Virgen María se convierte en llave para la salvación de los pecadores. Aunque todas las historias dependen de fuentes latinas, el poeta de la Rioja supo conferirles su peculiar impronta, muy vívida, y trasvasarlos a un castellano dúctil, rico de matices. Fernando Baños ha establecido hasta en sus menores detalles el texto más depurado que hoy puede presentarse y lo ha completado con un rico comentario, que pone al alcance del lector la comprensión plena de uno de los primeros monumentos de nuestras letras.
Gonzalo de Berceo (1198-1264?) nació en el pueblo denominado Berceo, aledaño a la abadía de San Millán de la Cogolla, a finales del siglo XII. Se trata del primer poeta de renombre en lengua castellana, además de uno de los mayores representantes del mester de clerecía. Se podría afirmar que su obra es un fresco de grandes proporciones, con un toque rústico y un admirable candor, inconfundibles ambos. Su obra capital, Milagros de Nuestra Señora, da buena cuenta de su originalidad y notoriedad. Fue ordenado sacerdote en el mismo monasterio de San Millán de la Cogolla, donde ejerció los cargos de diácono y presbítero, hasta su muerte, acaecida hacia 1264.