MELVILLE, HERMAN / PACHECO, GABRIEL (Ilustración)
«Llamadme Ismael», el célebre íncipit de la obra maestra de Melville, actúa ya como un hechizo, la lectura se sucede como una fiebre. Junto a Ismael y el arponero Queequeg, el lector entra a formar parte de la tripulación del Pequod y se ve lanzado a una búsqueda demoníaca e insomne hasta los confines del mundo, una búsqueda que es a la vez aventura y maldición, y cuyos polos son Ahab y Moby Dick ?la Ballena Blanca?, dos figuras atractivas, poderosas, complementarias: por un lado, el sombrío capitán, mutilado, con el alma desgarrada por la sed de venganza a quien no le importa empujar a sus hombres a una caza encarnizada, infatigable, obsesiva, aunque el precio a pagar sea el más alto; y por el otro, Moby Dick, ese cachalote espectral, escurridizo e invencible, un recipiente alegórico de todas las maldades sobre el que Ahab y el resto de marineros del Pequod proyectan tantos miedos.
Herman Melville nació en Nueva York, en 1819. Escritor apasionado y excelso, no conoció en vida el éxito literario más allá del escaso eco que hicieron sus primeras novelas de aventuras y corte autobiográfico. Su obra más extensa y conocida, Moby Dick (1851), pasó totalmente desapercibida. Casi un siglo después de su muerte, escritores vanguardistas norteamericanos y europeos lo rescatan como autor de culto. De entre las obras poco conocidas o publicadas en libros de cuentos destacan Bartleby, el escribiente (1853) y la que a consideramos su obra maestra, Benito Cereno(1855).