Esa narración comienza dos meses antes de terminar la Guerra Civil de 1936: el día 24 de enero de 1939. en Barcelona, que caería en poder del ejército rebelde el día 26. Es el relato de la huida de Barcelona de una familia: la madre y seis de sus hijos, de dos a dieciocho años. Y quien lo cuenta es Fernando, de nueve años. La más pequeña es Belén, de dos, Juanjo de diez, Ros¡ de catorce, Nines de dieciséis y Margarita de dieciocho. En esta historia se habla del sufrimiento de esta madre y de tantas otras madres, hijos, esposos, todos víctimas de la ira cainita de los hacedores de guerras. De la angustia de no saber de los suyos. De la pena por los muertos, De la tristeza de la irracionalidad del ser humano. Del dolor dolorido del todo. Y de retazos de esperanza. De un trallazo que altera los cauces normales de las vidas de cientos de miles de españoles, que han quedado seccionados para mal y para siempre: ya no seremos reconocibles, a veces, ni entre nosotros mismos. cambiarán la historia y la cultura. Pero lo más injusto de estos dramas es que los que sobreviven hablan y hablan... y los muertos callan. Ya han caído Tarragona, Lérida y vencida la resistencia del Frente del Ebro. Las tropas de la República se defienden desesperadamente del acoso fascista: nacionales , moros, alemanes e italianos. Y se retiran hacia la frontera francesa. Es una riada humana sin precedentes que no sabe si llegará antes que el enemigo, durante ocho dramáticos días. Con el inmerecido castigo de la lluvia, la nieve y el intenso frío de una invierno de triste recuerdo.