En estas memorias José Zorrilla se nos revela como un hombre solitario, contradictorio, ferozmente autocrítico, pero con gran sentido del humor y de trato amistoso; y además, como un hombre de empresas imposibles, cosmopolita y con una vida aventurera que discurre por Europa y América. En ocasiones es protagonista en estos artículos de episodios políticos, culturales y sociales relevantes de su época, mientras otras se comporta como mero espectador o fabulador de estos, ofreciendo uno de los pocos ejemplos de la literatura memorialística española del siglo XIX.
Cuando contaba sólo 20 años, José zorrilla (1817-1893) leyó en el sepelio de Larra los versos que le consagraron como el nuevo ídolo del romanticismo. Ya había publicado su primer libro de poesía y abandonado el estudio de las leyes por la literatura y la bohemia. El zapatero y el rey y Traidor, inconfeso y mártir, entre otras, son obras con las que renovó el género y por las que fue reconocido como el más popular de los dramaturgos.