En Soltando amarras, su última entrega, la poeta, sin abandonar su estilo directo y carencia de adjetivaciones inútiles, y con su capacidad de síntesis y su tono conversacional, que han sido sus señas de identidad desde sus primeros libros, ahonda en el intimismo, en la soledad, en la complejidad de la vida con la profundidad y la altura poética que la han convertido, en un clásico de la literatura hispanoamericana.