Fernando Zamora ofrece una poesía que nace del silencio y vuelve a él. Así se muestra en 'Tratado de conservación': su propósito de que la palabra vibre un momento, solo un momento, que haga un quiebro vivaz, o súbita resplandezca en su huida. Poemas delgados, sin alharacas, como un escorzo o un susurro, con su duende. Esa misma vena literaria se percibe en sus anteriores poemarios: desde 'Fragmentos y variaciones' (1994) hasta 'Libro para quemar' (2007). Ese duende no resulta ajeno a la burla, al volatín, porque la palabra es ?tiene que ser?, ante todo, libre; y la sociedad la domestica y la conturba, la saca de su ser para hacerle decir lo que no debe... Pero sus poemas no solo son eutrapelia, guiño cómplice, sino también apunte íntimo, temblor elegíaco.
(Palencia, 1939-2021) ejerció la medicina como cirujano y siempre cultivó la poesía, que compaginó con su otra gran pasión, las artes plásticas, entendidas ambas en sentido amplio y como vasos comunicantes. De esa síntesis brotan sus libros-objeto, ejemplares únicos entre los que destaca su 'Libro de hilos' (2005). Ha publicado los poemarios 'Fragmentos y variaciones' (1994), 'Silva de sílabas' (2004), 'Virado a sepia' (2006), 'Libro para quemar' (2007) y en esta misma colección 'Tratado de conservación' (2017).