El trabajo de Alberto GarcíaAlix tiene motivos recurrentes los zapatos, las motos, las habitaciones vacías, las heridas, los retratos, las mujeres, los tipos, las calles, los tatuajes, etc. pero no se repite: aísla los momentos, ahonda en ellos. Su forma de narrar consiste en centrar la historia en una imagen, es concentrarse en ella. En cierta manera, es como si rescatase el meollo de lo que pasa entremedias de la sucesión. En este sentido, las imágenes de GarcíaAlix se yuxtaponen, no crean un orden jerarquizado de sucesión: son unidades autosuficientes, absolutas.