AustriaHungría, 1899. Alondra, la hija única de los Vajkay, se despide para pasar una semana de vacaciones con sus tíos. Los Vajkay, que prevén dicha separación como insufrible, no sospechan que durante esa semana vivirán un feliz período de redescubrimientos de buena comida, amistad, música, risa..., en el que coincidirán la alegría de vivir con la ausencia de esa hija solterona y poco agraciada que condicionaba sus vidas.
DEZSO KOSZTOLÁNYI (1885-1936), nacido en el seno de una familia de intelectuales de provincia, en 1903 se instaló en la capital magiar para estudiar en la Universidad de Budapest, donde entabló amistad con Mihály Babits, con quien tenía en común una veneración religiosa por la forma. Al los veintiún años, abandonó sus estudios para dedicarse al periodismo, una labor que sería constante a lo largo de su vida. En 1907 publicó su primer volumen de composiciones líricas (Entre cuatro paredes) pero no fue hasta 1910 cuando obtuvo su primer gran éxito con Los lamentos del pobre niño un trabajo que le valió el reconocimiento unánime de sus contemporáneos, en el que aparecen ya las características esenciales de su escritura: el amor hacia las pequeñas experiencias de la vida cotidiana, y un encantador intimismo. El éxito de su obra se debió en gran medida a su actitud inquieta y a su experimentación lúdica y creativa con el lenguaje. En sus obras poéticas posteriores añade el sentimiento de la soledad del hombre extraviado en la selva de la metrópoli, un humorismo sutil, levemente grotesco, y un temor creciente de la muerte. En sus novelas, no emplea los acostumbrados recursos del género psicológico, sino que el foco se centra en las ya comentadas pequeñas vivencias de lo cotidiano (Nerón, el poeta sangriento, Anna Édes o Alondra), destacándose en este sentido sus relatos en torno a la figura de Kornél Esti. Kosztolányi ha ejercido una vasta influencia, singularmente en el aspecto estilístico, sobre los escritores húngaros contemporáneos.