Antal Novák no es un simple profesor de Matemáticas y Física en un instituto de provincias: su vocación de pedagogo le empuja a dedicarse con estusiasmo a la tarea humanista de ampliar los horizontes de sus alumnos y despertar su curiosidad por el aprendizaje. La existencia de este hombre modesto y su razón de vivir se ven perturbadas cuando su hija Hilda y sus alumnos se levantan contra él. ¿Se trata de un conflicto generacional , ¿de un acto de rebeldía de los jóvenes contra el viejo profesor , ¿o es un asalto al territorio de la razón, la tolerancia, la belleza y el saber Tal vez lo que el autor quiera presentar sea un fragmento de la pura realidad: la eterna y desesperante incomunicación entre los seres humanos. Dezsö Kostolányi, alabado por escritores de la talla de Thomas Mann y Sándor Márai, y de quien se ha dicho que es el mayor escritor húngaro del siglo XX, vuelve a mostrar en esta novela la misma sensibilidad para observar y maestría para escribir que ya demostró en Anna la dulce y Alondra, ambas publicadas por Xordica.
DEZSO KOSZTOLÁNYI (1885-1936), nacido en el seno de una familia de intelectuales de provincia, en 1903 se instaló en la capital magiar para estudiar en la Universidad de Budapest, donde entabló amistad con Mihály Babits, con quien tenía en común una veneración religiosa por la forma. Al los veintiún años, abandonó sus estudios para dedicarse al periodismo, una labor que sería constante a lo largo de su vida. En 1907 publicó su primer volumen de composiciones líricas (Entre cuatro paredes) pero no fue hasta 1910 cuando obtuvo su primer gran éxito con Los lamentos del pobre niño un trabajo que le valió el reconocimiento unánime de sus contemporáneos, en el que aparecen ya las características esenciales de su escritura: el amor hacia las pequeñas experiencias de la vida cotidiana, y un encantador intimismo. El éxito de su obra se debió en gran medida a su actitud inquieta y a su experimentación lúdica y creativa con el lenguaje. En sus obras poéticas posteriores añade el sentimiento de la soledad del hombre extraviado en la selva de la metrópoli, un humorismo sutil, levemente grotesco, y un temor creciente de la muerte. En sus novelas, no emplea los acostumbrados recursos del género psicológico, sino que el foco se centra en las ya comentadas pequeñas vivencias de lo cotidiano (Nerón, el poeta sangriento, Anna Édes o Alondra), destacándose en este sentido sus relatos en torno a la figura de Kornél Esti. Kosztolányi ha ejercido una vasta influencia, singularmente en el aspecto estilístico, sobre los escritores húngaros contemporáneos.