Benjamín Prado selecciona las mejores poesías del gran poeta Ángel González. Las que están más dirigidas al público joven, las más humorísticas, las que se escriben en las carpetas Una voz poética imprescindible que, en su discurrir entre lo efímero y lo eterno, lleva al lector a soñar con el amor y la vida.
Ángel
González nació en Oviedo en
1925. Se resigno, como él mismo confiesa, a estudiar Derecho, ejerció de
maestro en los montes de León, y después, ya como funcionario, vivió en Madrid,
Sevilla y Barcelona. Pronto su afición poética le puso en contacto con los
jóvenes escritores de la generación de los 50, sobre todo con la escuela de
Barcelona, con quienes mantuvo una constante amistad. En 1956 su primer libro Áspero
mundo, obtuvo el accésit del premio Adonais. A éste le siguieron Sin
esperanza, con convencimiento (1961), Palabra sobre palabra (1965), Tratado
de urbanismo (1967), Breves acotaciones para una biografía (1971), Muestra
de algunos procedimientos narrativos y de las actitudes sentimentales que
habitualmente comportan (1976; edición corregida y aumentada, 1977), Prosemas
o menos (1985) y Deixis en fantasma (1992). En 1970 viajó a Estados
Unidos y México, y dos años más tarde empezó a trabajar como profesor visitante
en las universidades de Utah, Maryland, California (Irvine) y New México, donde
enseñó literatura española durante dieciocho años. En la actualidad, ya
retirado de la enseñanza, sigue residiendo en New México, y vuelve regularmente
a Asturias y Madrid. Académico de la lengua, ha recibido el Premio Príncipe
de Asturias en 1985 y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
en 1996.