En 1852 Thomas de Quincey, que por entonces acababa de cumplir sesenta y siete años, comenzó a preparar la primera edición de sus obras completas. A diferencia de sus contemporáneos, De Quincey prácticamente no había publicado nada en forma de libro; toda su obra estaba literalmente dispersa en cientos de publicaciones periódicas. Bosquejos de infancia y adolescencia compila los textos autobiográficos -la mayoría inéditos hasta la fecha en español- que conforman el viaje espiritual que hace Thomas de Quincey desde que tiene conciencia de sí mismo hasta que se desliza lentamente en la adolescencia al estado que provocará su huida a Londres y el comienzo de su adicción al opio.
Como siempre sucede con De Quincey, lo más emocionante es lo más terrible: las descripciones en estos textos de la muerte de su hermana pequeña, de su padre, o de la trágica historia de su hermano Pink; pero hay también aquí un De Quincey mucho más raro y extraordinario, cargado a ratos de un humor desbordante y de una inteligencia para reflexionar sobre su propia vida: un De Quincey previo a la melancolía del comedor de opio.
El resultado es un recuento íntimo que gira en torno a una pregunta con la que, de hecho, comienza uno de los capítulos que componen este libro: «¿En qué momento el niño se convierte en hombre?».
De Quincey lo responde a partir de su propia vivencia, al igual que desde su fascinación por la vida de los otros.
Thomas de Quincey (Mánchester, 1785-Edimburgo, 1859) fue uno de los escritores ingleses más notables del romanticismo y también uno de los más polémicos. Hijo de un rico comerciante, se hizo adicto al opio en 1804, cuando estudiaba en Oxford. Nunca se graduó. Se hizo amigo íntimo de Coleridge, que lo integró en el grupo de los poetas lakistas junto a William Wordsworth y Robert Southey. De Quincey logró una notable popularidad en su época y su literatura influyó en escritores tan célebres como Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire y Jorge Luis Borges.