En 1996, cuando recibió el título de marqués, Cela, ufano, no dudó en incorporar a su escudo nobiliario el lema que le había guiado a lo largo de décadas: «El que resiste, gana». Ante el carismático autor de La colmena, nadie quedaba indiferente. Sus exabruptos, sus jactancias y salidas de tono encantaban a unos, escandalizaban a otros. Pero ¿cómo era en realidad el hombre que tras «resistir» tantos años, se alzó al final con el máximo galardón literario del mundo?