Basado en tres décadas de investigación con voluntarios, el autor argumenta que, si se utilizan de manera responsable y legal, los psicodélicos tienen el potencial de aliviar el sufrimiento y afectar constructivamente la calidad de la vida humana. El análisis de Richards contribuye a los debates sociales y políticos sobre la integración responsable de sustancias psicodélicas en la sociedad moderna.