Un hito fundamental en la obra de Kafka. Se trató de su primer libro publicado. Apareció a fines de 1912. Su publicación se debió sobre todo a los esfuerzos de Max Brod (íntimo amigo de Kafka, quien además publicara gran parte de la obra del escritor de forma póstuma, desobedeciendo la última petición de Kafka, quien ordenó que todos sus papeles y cuadernos fueran quemados). Brod debió persuadir tanto al editor como al propio Kafka, quien sin embargo, cuando finalmente accedió a que se publicara esta selección de sus cuentos, se esmeró en que el volumen quedara impecable. Las breves miniaturas narrativas que componen el libro fueron cuidadosamente organizadas por su autor, quien incluso se preocupó del orden de las mismas dentro del volumen.
Se trata de un libro hecho de miniaturas, como las definiera el prologuista y traductor Oscar Caeiro. Como tales deben ser leídas. Los temas que las componen son cotidianos y comunes, relatan escenas de la vida en la ciudad, algunas desde el punto de vista de un melancólico observador (por ejemplo, «Niños en la carretera», que abre Contemplación), otras describen acciones («El paseo repentino»), algunas relatan en primera persona la vida de un personaje
urbano («El comerciante») y finalmente hay algunas piezas que pueden caracterizarse como íntimas reflexiones poéticas («Los árboles»). El libro se cierra con la pieza más extensa, «Ser desdichado», que ya alcanza la extensión de un cuento.
La poesía invade el volumen. Kafka transmite con sus palabras imágenes cercanas a la pintura o a la fotografía, y logra llegar al lector a pesar de la distancia temporal que de él nos separa, y de que su paisaje urbano ya no sea, ni remotamente, el nuestro. La poesía se hace prosa en Kafka, y la palabra se hace imagen, fantasma, pensamiento y suspiro. Bellísimo y atípico libro del escritor checo.
Franz Kafka (Praga, 1883-Kierling, 1924) es una de las principales voces literarias que canalizan la visión del mundo del hombre del siglo XX. Nació en el seno de una familia checa germanoparlante de extracción relativamente humilde. Haciendo grandes esfuerzos, se licenció en Derecho en 1906, una carrera que no le interesaba demasiado. Dos años más tarde entró a trabajar en una empresa controlada en parte por el Estado que le ofrecía las condiciones deseadas para compatibilizar trabajo y literatura: buen sueldo y una jornada laboral que le dejaba las tardes libres. A lo largo de la década que va de 1908 a 1917, Kafka pudo volcarse plenamente en la actividad literaria y fue ese período de su vida el más productivo en ese sentido. Además de sus Diarios, que empezó a redactar en 1909, Kafka escribió en esos años gran parte de sus mejores cuentos y nouvelles: los relatos que conforman el volumen Contemplación (1908, publicado en 1912), La metamorfosis (1912, publicado en 1915), La condena (1912, publicado en 1915), En la colonia penitenciaria (1914, publicado en 1919) y la mayor parte de los cuentos pertenecientes al volumen Un médico rural (1915- 1917, publicado en 1920). También en esa época de su vida inició dos de sus tres novelas, que dejó inacabadas: América (también conocida como El desaparecido) y El proceso, ambas publicadas póstumamente. El año 1917 marcó un punto de inflexión en la vida de Kafka: le diagnosticaron tuberculosis pulmonar. Condicionado por una enfermedad de constantes altibajos, pero que iría mermando su salud año tras año, Kafka escribió relativamente poco en la etapa final de su vida: algunos relatos, la continuación de sus Diarios, una serie de aforismos redactados en 1917 y su novela El castillo en 1922. Tras un agravamiento de su tuberculosis, Kafka murió en 1924 en un sanatorio no lejos de Viena.