Dos ámbitos de razones convierten a la Crítica del Juicio en una obra actual y de lectura ineludible. El primero recoge razones fundamentalmente académicas. Por ejemplo, qué posición ocupa la noción de juicio reflexivo en el sistema filosófico kantiano. En las Críticas anteriores, Kant ha probado la posibilidad de los juicios sintéticos a priori para el conocimiento y la moralidad; ahora trata de probar la posibilidad de probar los juicios sintéticos a priori en la esfera del sentimiento. Esta clase de juicios reflexivos sólo intenta estimar los objetos según leyes de libertad y bajo criterio de fin. Por este camino, la Crítica del juicio pretende ser un puente entre la Crítica de la Razón Pura y la Crítica de la Razón Pública. El segundo tipo de razones que hacen estimulante la lectura de esta obra desbordan el campo académico y hacen de la Crítica del juicio uno de los referentes teóricos más decisivos en la discusión sobre los orígenes y diversos desarrollos de la modernidad. La facultad que capacita a los hombres para juzgar, descubierta por Kant en la primera parte de esta obra, y que no es otra que la ampliación de la forma de pensar como resultado de cotejar el propio juicio con los juicios de los demás, no tanto con los juicios reales como con los meramente posibles, poniéndolos así en el lugar de todos los otros, constituye todavía la principal referencia del sistema democrático.
Immanuel Kant es el máximo exponente filosófico de la Ilustración alemana. Su obra cubre todas las ramas de la filosofía y se vertebra en torno a las tres «Críticas» ?Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del juicio? que, publicadas en el corto período de la diez años, constituyen los pilares más sólidos de la filosofía moderna.